miércoles, noviembre 15, 2006

Un corazon atigrado gris venia latiendo a mi lado en aquella carretera oscura. Aquella carrtera que nuestra inmadures llena de luces, aquella a la que siempre queremos volver y debemos dar la espalda. Aquel lugar donde todo es inercia y latidos, latidos cada vez más fuertes y ahí, sí... se hace la luz.
El corazoncito seguia latiendo a mi par. Pero ahora ya no era solo corazón, ni lo era yo tampoco. Ahora mis ojos podian admirar un mundo de imagenes y colores extasientes e irreproducibles. Un mundo solo recordable como un anhelo subconsiente, como un horizonte simbolico. Podés volar como Icaro, tan cerca del sol como quieras. Aunque dicho camino no lleva a niguna parte, claro. Algunosolo esperan, creen que el final y el principio son lo mismo, en su afán caprichoso pierden el foco y no saben apreciar lo que tienen entre manos. Y en ese mundo el pelaje atrigado, la plata más pura y brillante, rayada con noche impenetrable era la más deliciosa de todas las texturas visuales. Todavia podia escuchar nuestros corazones latiendo al unisono, ahora eso es solo algo para anhelar. Un recuerdo que no puedo dejar de desfigurar y de idealizar, cada vez más lejos, cada vez más lejos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

al unisono, siempre todo, siempre uno.
siempre el mar.

siempre espero . que siempre aunque ya nunca,
todo.
el mar y mas.
mas.

Anónimo dijo...

adibina adibinador..
soi de tu colegio qien soi.


........ pensalo amorh.




adibina y no te olbides.

Pocho Álamos dijo...

mmmh
o sea elk hecho de que seas anonima me hace dificil el contestar.
creo que ya posteaste antes, aunque con más calidad,o si no era otro escritor/a anonimo.
pero aparte no sé si vas a volver a leer esto.
no sé me suena a lu,pero no estoy tan seguro tampoco.