martes, octubre 28, 2008

Deshilvanándome la cabeza, mareado y perdido, vuelo impulsado a alta velocidad. Siento frío y veo luces. Vuelo, flotando atemorizado de chocar con la realidad. Las calles se abren oscuras como bocas de lobo, pero se cierran sobre nosotros llenas de colores misteriosos y opacos. La noche no entra aquí y para ver el mundo debo mirar a través de mi rostro. El mundo pasa a toda velocidad, mudo y distante. Adentro se escucha el alboroto del motor y todo el colectivo vibra y zumba y entonces podés hacer como si no los escucharas. Pero sin sonido, vez como sus caras se tensionan y estallan. Ves como el odio florece y toma forma en sus rostros. Y cuando el sonido para, se susurran y eso solo es más terrible. El odio frío como un puñal, susurrado a lengua de serpiente, siempre es más venenoso. Y todos lo disimulan, con frío de puñal y todos aparentan no darse cuenta. Pero la serpiente ya los mordió, quieran o no hacer sonido.




(anda a saber aparecen cuentos guardados por ahí, se les corrige un poco la gramática pero lo demás... anda a saber)

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