viernes, octubre 31, 2008
Si, yo muerdo a la gente. Pero a veces, por lo general me contengo. Y si a veces no puedo resistirme, son tan tiernos, tan suavecitos, los brazos y los cuellos me tientan en general y cada tanto alguna rodilla unica o un dedito del pie atrae a mis fauces de manera inexorable. También soy perverso, lo sé. A veces puedo pasar días planeando el momento exacto para arrancar a mordiscones hasta el ultimo pedazo de carne de una persona, o por qué no, de un bebé. Si lo sé, claro esta, soy monstruo. Pero trato de controlarme, me tomo el tren todos los días y viajo oliendo los aromas de la carne, trabajo mi rutina cotidiana, codo a codo y sin poder saborear ni eso, un triste codito. Nada, para el monstruo nada, pero soy monstruo y a veces no puedo resistirme.
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