Hechos a su imagen y semejanza. Meros observadores de realidades, condenados a angustiarnos frente a las deformaciones más terribles y patológicas del libre albedrío.
Habría que preguntarse quien encerró a Dios, para que el nos encierre a nosotros y a quien encerramos nosotros.
sábado, julio 23, 2011
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