lunes, noviembre 07, 2011

Mary Shelley not dead

Olvidémonos del robot de Asimos, volvamos 100 años al pasado cuando el monstruo no estaba tan bien formado. Cuando todavía se podía escapar al monstruo voraz pero mal cosido y con un cerebro defectuoso. Pues la monstruosidad de Frankenstein era que estaba mal hecho y por eso mataba nenitas y tenia problemas para comunicarse con los ciegos. Pero Isaac pudo imaginar un monstruo cuya monstruosidad residiera en su perfección. La ciencia, no ya como un monstruo de-lo-que-puede-llegar-a-salir-mal sino todo lo contrario. Un robot que al que lo único que se le pide es que obtenga una mayor taza de ganancia, en el camino se va a comer todos los humanos que necesite para hacerlo realidad. Asimov, por lo menos imagino un robot físico y dedicado a cuidar a la humanidad, un idealista y romántico sin duda. Los humanos somos tan monstruosos que no oímos la propuesta de Asimov, creamos al robot y encima ni siquiera le pedimos que nos cuidara.
Hoy queremos volver a los albores del monstruo, cuando el monstruo nos ayudo a desarrollarnos, pues todavia no era tan efectivo en su tarea. Todavía los humanos podiamos retroalimentarnos de él, hoy es una relación vampira y muy carnal. Volvamos al monstruo en serio, cuando no nos moriamos Tanto de hambre. Volvamos al monstruo en serio cuando miles de hombres se mataban para hacer una zapatilla, no al monstruo de hoy donde un hombre aprieta un boton y hace cien mil. Volvamos a tener empleo todos, en una superfabrica gigante donde siga habiendo asalariados y patrones, cogedores y cogidos. Hasta como lo diria un gallego, pues cogen tu sueldo tío, tu eres capital variable y la ganacia, lo que de verdad es ganancia nunca lo verás en tu puta via gilipollas. Ni siquiera es de esos grandes hombres de negocios, es del monstruo, es del paradigma cientifico y cultural, es de la especulacion financiera global.
Necesitamos un nuevo robot, o ningún robot quizás solo destruir al robot, apagarlo, dejar de pensar en él. Porque su incorporeidad es su aspecto más perverso, es por un modo de pensar que vivimos así. Por un modo de pensar, de vivir y de reproducir nuestra existencia, esta en todos nosotros, somos todos nosotros y a la vez no es nadie y nos mata, a todos nosotros.

A los robots se los vence con telepatía universal, pero eso es otra historia.

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